martes, 25 de junio de 2013

Porque esto es África: Desierto del Sahara

Y siguiendo con el viaje en Marruecos...

Después de recorrer y perdernos en el mercado de la ciudad, y que niños se ofrecieran a mostrarnos la salida del mercado por la módica suma de 10 euros (que claramente rechazamos), encontramos un lugar donde hacían tours. Un francés que nos dio mucha más confianza que los árabes que vimos, nos empezó a hablar de los distintos viajes y tours que se hacían por el país. El que nos llamó más la atención (y el más barato también) fue uno de 2 días y 1 noche al Desierto del Sahara y otras atracciones por el camino. Este fue el dinero mejor gastado y lo que más me gustó de Marruecos: 50 euros cada una. Pagamos nuestra cuota, y al otro día en la mañana un furgón nos pasaría a buscar. El problema fue decirle a "nuestro anfitrión" sobre el viaje, y que también nos ayudara a buscar un hostal barato donde quedarnos cuando volviéramos del desierto. Encontramos uno cerca de la plaza del mercado, 210 dirham diario por una habitación para las 3.

Otro problema era que teníamos planeado volver a España por tierra, así que sacamos unos pasajes de tren desde Marrakech (que está casi en el centro de Marruecos) hasta Tanger (que está justo en la costa del Estrecho de Gibraltar). Además nuestros amigos italianos dijeron que no podrían juntarse con nosotros en Gibraltar porque no tienen pasaporte y no pueden salir de la unión europea. Igual tendríamos que volver por tierra porque los pasajes de avión eran demasiado caros por comprarlos sólo unos pocos días antes del viaje. Así que con los pasajes listos, después de que un taxista nos estafara por llevarnos a la estación de trenes por el precio turista y nuestro hostal reservado, volvimos a casa en taxi con nuestro amigo dueño de casa, y nos cobraron el precio normal solo porque andábamos con un árabe.


Nuestro hogar la primera noche

Y empezando nuestro tour al desierto. Dormimos las primeras horas de viaje por eran las 8am. En un momento paramos a tomar desayuno y nos dimos cuenta que estábamos atravesando la Cordillera del Atlas, y que en el medio de la nada vendían artesanías.






La siguiente parada fue para almorzar, en el pueblo Ouarzazate. Por supuesto nosotros llevábamos sándwich y agua, mucha agua. No podíamos pagar un almuerzo de verdad. 
Mientras hacíamos tiempo, fuimos a explorar las calles pequeñas, y esto fue lo que encontramos.


Seguimos nuestro camino, y ya estaba oscureciendo cuando llegamos a la ciudad de Zagora, que era la última parada para comprar agua y comida antes de ir directo al desierto. Avanzando por la carretera unos pocos kilómetros, nos esperaba un grupo de camellos dromedarios y nuestros guías. Debo decir que andar en camello fue divertido sólo los primeros 15 minutos, después intentaba no caerme, mientras afirmaba mi mochila y trataba de no perder mi cadera. Por 2 horas no es divertido. Pero lo mejor, fue la cena que nos prepararon al llegar, comida típica árabe y fogata bajo las estrellas en medio del desierto. 


Once de campeones en el Sahara.

Y al otro día, el desayuno árabe, donde el té se sirve con la tetera lejos de la taza para que se haga espuma, porque ése es el verdadero té (según nos dijeron). Después, de vuelta a la felicidad de andar en camello. Cuando llegamos al minibus que nos esperaba, llegaron muchos niños a pedirnos cosas, comida, dinero. Ellos vivían en el medio de la nada y probablemente eran huérfanos. La mayoría de los que íbamos viajando les dimos galletas y cosas para comer.

Pasamos de vuelta por Zagora, pero sin parar, y después volvimos a Ouarzazate para almorzar y descansar un poco. Fuimos a explorar y descubrimos que habían unas construcciones muy antiguas, pero que son famosas por aparecer en películas como Babel, La Momia, Gladiador y el Príncipe de Persia. Adentro vivía gente, pintores, artesanos y gente sin hogar. Al salir del edificio, nos dijeron que había que pagar por el recorrido, nos pareció mal por no avisarnos en la entrada, pero tuvimos que pagar igual.


Nos demoramos tanto en explorar que casi nos dejan abandonadas. Pero logramos llegar al minibus, y luego empezamos nuestro largo viaje de vuelta a Marrakech. Y nos dejaron en la puerta del hostal.

Nuestra ruta al desierto del Sahara, a través de las montañas del Atlas.


CONTINUARÁ...



miércoles, 19 de junio de 2013

Porque esto es África: lo bueno, lo malo y lo feo.

Y siguiendo con las historias de los viajes, esta es la "peor aventura" de todas, al menos para mí. Aunque ya había pasado un año desde el mundial de África 2010, todavía sonaba la canción "porque esto es áfrica!"; pensábamos que estando en España, un país casi isla, podíamos ir a cualquier otro país, y entonces... '¿por qué no ir a África?', que tiene una cultura tan distinta a la europea, a la americana. ¿por qué no explorar esos países tan alejados de la tecnología y el desarrollo occidental? Al momento de terminar esta aventura, la respuesta llegó a mí. 

A mi no me gustaba mucho la idea de dejar Europa, pero Dani y Ago se entusiasmaron así que, como este viaje significaba explorar y conocer muchas cosas que sólo había visto en la tele, decidí ir con ellas a este otro continente y para sumar otro país a la lista de 'Yo estuve aquí'. Así que elegimos el país africano que visitaríamos (con la ayuda de un mapa, debo decir), y a los que podíamos llegar con nuestro amigo Ryanair. Nuestra posibilidad más real fue Marruecos, Marrakech para ser exacta. Una de las ciudades más importantes del país.

Algunos de nuestros amigos italianos nos dieron la idea de ir en avión a Marrakech y volver por tierra para encontrarnos con ellos en el Estrecho de Gibraltar. Debo decir que esto nos pareció una excelente idea, porque conoceríamos muchos más lugares, así que les hicimos caso.

Con los pasajes reservados, empezó la búsqueda de alojamiento. Couchsurfing, que fue nuestro mejor aliado muchas veces, nos estaba fallando. Hasta que encontramos a alguien que pudiera alojarnos a las 3 por 5 días. No recuerdo su nombre (era árabe) o su edad (creo que entre los 30 o 40 años). Al momento de llegar al aeropuerto de Marrakech, algo nos tomó por sorpresa: como era un país fuera de la Unión Europea (obviamente), había que llenar una hoja de entrada con los datos personales y el lugar de residencia en Marruecos. Sólo teníamos el nombre y teléfono de la persona, porque dijo que su dirección era tan complicada de entender que nos pidió llamarlo al llegar al aeropuerto y él nos iría a buscar. El agente del aeropuerto, que no hablaba español y su inglés era sólo una frase de memoria, al notar nuestro desespero, escribió el nombre de un Hotel cualquiera para poder dejarnos pasar (era el Hotel Gazelle, que no llegué a conocer).





Después de cambiar dinero, ellos usan los Dirhams (1 euro = a 10 dirhams aprox.), llamamos a 'nuestro contacto', y al verlo Agostina se espantó de que fuera un hombre tan mayor (aunque ya le habíamos avisado). Llegamos a su casa, después de pagar 100 dirhams por el taxi (lo que es un robo claramente a los turistas, porque solo costaba unos 40d). Nos dimos cuenta que todas las calles y las casas eran iguales, así que entendimos porqué no nos dio su dirección. Nunca habríamos llegado.

Su casa quedaba en un tercer o cuarto piso, el edificio parecía de greda, pero en realidad no se qué material sería. Nos dimos cuenta que vivía solo y nos asustamos un poco, pero descubrimos que en el baño habían cosas de niño, así que probablemente tenía un hijo pequeño que lo visitaba; alguien así no podía ser malo. Después de conversar (incómodamente) en inglés con él, le dijimos que íbamos a recorrer la ciudad y que en la tarde nos juntábamos con él para que nos llevara a su casa y no perdernos.

Como 3 horas nos demoramos en llegar al centro caminando, con más de 25°C aunque era casi invierno. Descubrimos muchas cosas curiosas en nuestro camino al centro, una de estas cosas fue que en Marruecos se habla árabe y francés, no inglés ni español (excepto por algunos vendedores que tratan de sacarle dinero a los turistas).




También tuvimos nuestro primer encuentro cercano con un camello (en realidad era un dromedario porque solo tenía una joroba). Y llegar al  sector más concurrido de la ciudad fue un gran impacto.




Explorar un lugar tan diferente y extraño a lo uno está acostumbrado es un poco difícil, porque toda la gente se da cuenta que eres un turista y trata de aprovecharse de eso, llegando incluso a cobrarte por tomarles una foto o por decirte cómo llegar a un lugar. Ni hablar de acercarse demasiado para mirar algunos puestos en el mercado porque un montón de hombres empezaba a rodearte y perseguirte para que les compraras algo; y si preguntabas el precio de algo era mucho peor (aunque habían algunas excepciones de gente normal).

Hay un pequeño gran detalle que hace un poco más complicado esta aventura, y es que es un país machista, donde las mujeres deben andar tapadas completas para no ser tratadas de prostitutas o peor. Por eso nos gritaban cosas y hasta nos tiraron piedras por andar con polera (para ellos, mostrar los brazos y el cuello fue demasiado). Pero a pesar de esto, pude tomar miles de fotos (evitando a las personas) para tener un recuerdo de este curioso país.







CONTINUARÁ...

lunes, 10 de junio de 2013

La piccola italia!

Y llegó noviembre. Cada vez conocía más lugares y hacía más amigos. Después de no querer tomar el avión a Valencia, ahora estaba considerando seriamente alargar mi estadía hasta el último día que me quedara de visa.

Además seguía planeando viajes, ya que sólo tenía clases 2 días a la semana me quedaba demasiado tiempo libre para conocer. Decidimos que como teníamos muchos amigos italianos, nuestro próximo destino sería Italia, Roma. Compramos los pasajes por Ryanair, nuestro mejor amigo, y empezamos a buscar alojamiento. Kapok dijo que vivía en Roma y que tenía amigos allá... pero recién a dos días de nuestro viaje tuvimos confirmación. Llegó el día, estábamos en uno de los aeropuertos en las afueras de Roma, tratando de conseguirnos mapas de la ciudad y del metro. Descubrimos que había que tomar un tren a la ciudad. 

Cuando logramos llegar a la dirección que nos dio Kapok de sus amigos, nos enteramos que ellos pensaban que viajaríamos en 2 días más... un pequeño problemas con las fechas, nada que no pueda arreglarse con un sofá cama para 3 personas inesperadas.

Aunque estaba en Roma con todos esos monumentos antiguos conocidos en todo el mundo, no sentí la misma euforia que cuando fui a París, tal vez porque este era el segundo viaje y ya me había acostumbrado.

En casa de los amigos de Kapok, para comunicarnos, hablábamos en inglés-italiano-español y también señas y dibujos. Todo es válido para entenderse.


Angelo, Claudio y Jacopo
Simone y Jacopo
Simone, Claudio y Eleonora (en el centro)
Les cocinamos sopaipillas (gracias a la ayuda de internet), y también les dejamos la receta porque se volvieron adictos!



Una de las mejores cosas fue que en el primer piso del edificio donde nos quedamos había una pizzería donde no podía no comprar algo cada vez que pasaba por ahí.



Roma es una de las mejores ciudades, aunque también de las más caras para vivir. Pero encontrarse a cada paso con parte de la historia del mundo es algo que no tiene precio. Salir del metro y ver el Coliseo Romano cruzando la calle es una sensación extraña, me sentí tan pequeña (más de lo normal) al ver ese edificio tan grande y tan antiguo. Lo malo es que la entrada era tan cara para verlo por dentro que no pude entrar. Pero algún día.




Otras cosas maravillosas de Roma son sus miles de fuentes, la Fontana di Trevi, por ejemplo, que está llena de monedas con los deseos de la gente. Como no podía ser menos, también pedí un par de deseos a la fuente.



Otra de las muchas fuentes de Roma
Un hecho divertido es que para usar el metro compras los tickets, pero para las micros no se paga nada, nadie nunca ni los mismos italianos pagan el pasaje de micro. Así ahorramos mucho dinero y fuimos en micro a perdernos por la ciudad. 

Algunas de las cosas que encontramos mientras nos perdíamos en la ciudad.
Algo que no podía dejar pasar fue comer verdadera pasta italiana en un ristorante. Y para pasar el rato mientras yo comía mis ravioles, Ago se compró una pequeña galleta smile y un café, la parte graciosa de esto es que eso resultó ser mucho más caro que todo lo que comimos en el día.

             
Su expresión es invaluable y
siempre me hará feliz ver esta foto.
        
Atención a la expresión de su cara,
no puede creer que su galletita costara 14euros
y mis ravioles costaran solo 7euros

 

Uno de los lugares que más me gustaron de Roma fue la Villa Borghese. Un parque enorme donde la gente paseaba a sus mascotas como si fuera lo más normal del mundo. Pero la mejor parte es la laguna que hay al medio del parque, donde se puede andar en bote y jugar con los patitos. Ese paseo en bote que casi me hace caer al agua.



    

Pero lo que más nos "sorprendió" fue cuando estábamos afuera del Castel Sant'Angelo cuando de repente... Ciudad del Vaticano salvaje apareció! Estábamos a unas pocas cuadras  del Vaticano y no nos habíamos dado cuenta. La plaza era muy grande con edificios y estatuas gigantes, y para qué decir la Basílica de San Pedro. Este también fue el lugar donde Pasquale y Kapok nos dijeron que vendían los helados más baratos y ricos de toda Roma, frente al Vaticano dijeron, nunca fue. Habían helados, pero nada fuera de los normal como ellos prometieron.

Castel Sant'Angelo
Vaticano
En una de nuestras caminatas encontramos la Piazza di Spagna donde estaban todas las tiendas de las grandes marcas como: Gucci, Prada, Armani, Cartier, Dior, etc.
Y también en la Piazza del Popolo descubrimos un museo de Leonarno da Vinci.

Y lo que no puede faltar son las fotos actuando como turista y actuando como italiano.