Al otro día, después de descansar mucho salimos a conocer más, y fuimos al 'lado adinerado' de la ciudad. Nos dimos cuenta que existe demasiada diferencia en el estilo de vida de la gente. Por un lado, en la plaza del mercado se ve gente pidiendo comida o dinero, con la ropa sucia, y las casas antiguas; pero en el otro sector, se ven grandes edificios modernos, gente bien vestida, hasta un mall con las grandes tiendas, una hummer y un BMW.
Después de la película, caminando por aquí y por allá, llegamos a un carrito con la comida más extraña que he visto: Sopa de Caracoles... un tazón de sopa de caracoles de tierra. Y la gente se los comía como si fuera lo más normal, como si fuera una Maruchan. El sabor más extraño que jamás probé, y espero no volver a probarlo.
Y esa noche también vimos un gato comiendo de los restos de una vitrina, que antes tenía carne y otras cosas... que probablemente al día siguiente también tendría comida y bacterias.
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Gracias al Servicio de Salud. |
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No comer aquí nunca en la vida! |
Y llegó el día de tomar el famoso tren de vuelta a nuestro hogar. El tren de la muerte. Desde Marrakech a Tanger, que estaba en la frontera norte con Europa. Poco más de 10 horas en el tren de noche, que aunque los asientos eran dobles y acolchados, era imposible dormir. Sin servicio de snacks, ni un miserable vaso de agua. Tenía las puertas abiertas entre los vagones, y el frío era insoportable. Nuestra única entretención fue un señor que trataba de no dormir sentado y se le caía la cabeza cada 5 minutos.
21.00 hrs a Tanger. |
En internet decía 20 euros. En realidad valía 35 euros. |
Adiós para siempre, África! |
Y cuando nuestra mala suerte no podía ser más, nos dimos cuenta de que en España era feriado, estaba todo cerrado, el bus más cercano a Valencia salía a las 5pm, y costaba como 65euros cada pasaje, no teníamos ese dinero, y después de probar en 10 cajeros distintos, encontramos uno que sí tenía dinero.
Intentamos hacer dedo, pero en España no funciona mucho, así que nos devolvimos al terminal a comprar los pasajes del bus.
Después de todo lo malo, paseamos por la ciudad muerta en feriado, y estuvimos casi todo el día en la playa jugando con unas cartas que nos encontramos por ahí.
Llegó la hora de tomar el bus de vuelta, no sin antes comprar unos panes con mantequilla salvadores para el camino. 14 horas en el bus más incómodo que nos salvó la vida: Alsa. Pero logramos llegar sanas y salvas a nuestra querida Valencia.
Nos demoramos 2 días en poder llegar a casa, desde que tomamos el tren de la muerte en Marrakech hasta que llegamos a Valencia en el bus incómodo. Y al revivir en facebook, nos invitaron a una cena/carrete, que obviamente aceptamos porque no teníamos ni un miserable pan de molde para comer. Descanso, ducha y comida gratis, no hay nada mejor que eso después de esta extraña aventura.
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