jueves, 25 de abril de 2013

Diversión para pasar las penas.

Después de todo el período de adaptación: acostumbrarse al nuevo ambiente, nuevo tipo de moneda, nueva manera de hablar de la gente... viene la diversión.

Con esto de ser estudiante de intercambio vienen muchas posibilidades de conocer gente, sobre todo otros estudiantes extranjeros. Hay varias asociaciones llamadas de "Erasmus" (así se llama a los de intercambio en Europa), que ofrecen fiestas botellones, en la calle o donde sea, además de ofertas en clubes y bares.

Así es como conocí a casi todos los italianos en Valencia, y gente de todos los países menos de España (excepto por Mar, la valenciana). A cada botellón iban casi siempre las mismas personas, y varias de ellas se convirtieron en mis amigos: italianos, franceses, griegos, checos, polacos, portugueses, finlandeses.





Lo bueno de conocer tantos extranjeros, es que se crea una nueva familia, porque todos están lejos de sus casas. Algunos de mis amigos, con los que más tiempo pasé son Pasquale (el protagonista), Kapok, Alberto y Fortunato, los italianos. También está Alan y Hulin, los checos (no se llama Hulin en la vida real pero es un nombre que no puedo escribir ni pronunciar); Lauri, Lari y Samu, los finlandeses; André, el portugués. Además se aprenden cosas nuevas de tantos países que de otra manera, aprenderlas habría sido imposible, incluyendo el idioma (o en su defecto frases o palabras sueltas).

Volviendo a las asociaciones Erasmus, éstas ofrecen muchas ofertas de viajes a otras ciudades o a museos y atracciones mucho más baratos, por tener convenios y descuentos a estudiantes. Así es como pude conocer Alicante y casi fui al el Oceanographic, el acuario más grande de Europa.

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